miércoles, 3 de diciembre de 2014

Uno más y van 20.

Hoy les quiero contar una historia, una que empezó dos décadas atrás pero recién ahora me la contaron y es un lindo gesto poder compartirla acá.
La protagonista es una guerrera, una luchadora incansable de esas que solo vez en las películas mas taquilleras de Hollywood, de esas mujeres al mejor estilo Juana de Arco que les das un palito de helado y pueden traerte la cabeza de centenares de dragones, centauros y cual sea la bestia mitológica que les des como objetivo. Bueno, mas o menos te haces una idea ya del perfil de nuestra protagonista. Entonces te puedo decir que esta historia no tiene un final determinado sino que hoy en día, en este momento, en este preciso segundo que pasó y se volvió minuto, bueno, en ese instante que detallé recién, nuestra historia sigue generando material nuevo como la franquicia de Rápido y Furioso.

Entonces bien, sin mucho más preámbulo del que ya ofrecí les puedo contar que hace un poco más de cinco meses que empecé a escuchar esta historia y me interesó mucho, alguna vez la resumí y se la conté a una nena chiquita que no se podía dormir una noche común y corriente entre reinos de fantasía, reyes y reinas, bufones y verdugos, burros y corceles, pero ahora, es ideal poder volcarla acá para inmortalizar el momento exacto e intentar no obviar ningún detalle.

Dichosa suerte la mía esa noche en que me encaró y me trató de Judas, dudas me sobraban pero el tiempo las evacua una a una. Entre risas y carcajadas cruzamos unas pocas palabras, pero muchas veces esas pocas palabras son cruciales para el destino que se las guarda y las utiliza a futuro. No fueron muchos los días que tuve que esperar hasta que mi suerte volvió a sonreír de nuevo al cruzarla por mera casualidad, esta vez, ni lento ni perezoso, me animé a acompañarla unos cuántos metros hasta asegurarme que llegue bien a su casa. A mi parecer, esa casualidad había sido la última y ya no iba a correr con la misma fortuna que había tenido. Severo error el mío e inmensa sorpresa me llevé días más tarde cuando sin estar a la espera de nada nuestra protagonista golpeó y me bajó de mi nube de amargura.

De ahí en adelante me iluminó, me cambió el rumbo, me agudizó todos mis sentidos y sobre todo, me empapó de buen material para una linda historia que contar.

Conocí al fin a la protagonista de este relato, de altura media, ella decía ser alta, a comparación mía era fácil decirlo. Pelo corto y oscuro, un poco ondulado según el día, ojos grandes, medios achinados y muy vistosos. Una sonrisa que sin mediar palabra, te podía guiar hasta el final del Arco iris sin problema alguno. Me contó de sus caídas, de sus levantadas, de sus hazañas, de sus victorias y sus derrotas. Me entretuve unos minutos, luego unas horas y esas horas se convirtieron en días, y cada uno de esos días se volvió distinto e incomparable el uno con el otro. Me sorprendí al no verla del todo feliz con la vida que llevaba, entonces entendí cuales fueron sus desdichas y me puse como objetivo no dejarla caer nunca, levantarla y mostrarle que por más mal que pueda estar uno, hay que sonreír y ser feliz porque siempre hay motivos para lograrlo. Ella me enseñó a creer en los cuentos de hadas por eso ahora te relato este.

No hubo un instante en que quiera separarme de ella, su presencia era imprescindible y mientras más pasaba el tiempo, más necesitaba estar al lado suyo. De principio a final te voy a contar que nunca me sentí tan bien en la vida como lo fui al lado suyo. La mire a los ojos incontables veces, la acaricie, la abrace y me quedé admirando su sonrisa un milenio de veces. Su vida me interesaba, su trabajo, su arte, su hacer y su deshacer, en otras palabras, me desvelaba para saber más de su persona porque era un libro de esos que nunca querés terminar de leer o una de esas pelis que volvés a ver una y otra vez y siempre encontrás cosas nuevas.

Incontable fueron las veces que la vi y las noches que pasamos juntos. Me aferré a ella, a sus ganas de ser, de estar, de reír, de vivir, de seguir adelante. Me aferré a su sonrisa, a sus abrazos, a sus cosquillas y a todos lo que vivimos día a día. La conocí como nunca, entendí su historia de principio a final.

Me contó que sus reinos estaban divididos y ella no era princesa de nadie, aunque yo decía lo contrario. Me quedé hasta altas horas escuchando sus relatos, pasaron Soles y Lunas, temporales y tempestades. Mientras más sabía, más guerrera se volvía, su imagen de luchadora me enorgulleció, sus fuerzas para siempre seguir adelante ante su desatino me daban fuerzas todas las mañanas. Verla danzar entre tantas personas amargadas era un lujo que no cualquiera se podía dar y no todo paladar podía degustar. Superó una y mil veces a viles villanos que no querían ver el brillo de su sonrisa. Se cayó, se limpió la ropa y se volvió a levantar incontables veces ante cualquier contratiempo. Sus heridas cada tanto sangraban pero unos buenos mimos las cerraban y la felicidad se apoderaba de su corazón nuevamente.

Entre ella, su rey y su reina se encontraban distanciados, cada uno cuidando su reino, sus cosas, a los suyos pero nunca perdiendo el cuidado de su pequeña guerrera que seguía adelante ante cualquier adversidad. Digna de ser admirada por sus dos décadas de historia, incansable luchadora, ejemplo de mujer, excelente compañera, inmejorable amiga y sobre todo, una inmensa soñadora que cumplirá todo lo que se proponga en su vida. Esta es su historia, sus dos décadas cumplidas, sus idas y vueltas, sus ideales y creencias, así es ella, de lo que no hay, única e incomparable.

Por mi parte, me siento dichoso y con mucha suerte porque me adoptó como su corcel fiel siendo que soy un burro mestizo de poca altura aunque sabe que nunca la voy a dejar de lado, me va a tener ahí en todo momento para lo que sea, porque lo que siento por ella ya no se puede describir con palabras. Mi corazón le pertenece y mis fuerzas siempre van a estar en su apoyo.

A MI GUERRERA.
A MI LUCHADOR.
A UNA HERMOSA MUJER.
A UNA GRAN AMIGA
A UNA INDISCUTIDA COMPAÑERA.

INMENSAMENTE FELICES 20 AÑOS !
TE AMO. ♥